viernes, 8 de marzo de 2024

Ensayo de suspiros.

Manifiesto a mano alzada de lo que fue y lo que vendrá.


Sentado en el otoño impertinente de mis pensamientos, me detengo a reflexionar un segundo sobre la duración de los suspiros. ¿Son posibles de detener o son realmente auténticos cuando se emiten? Una explicación técnica los define como una falta de oxígeno por una respiración superficial, pero también como una respuesta a las emociones. Sin embargo, me pregunto cuántos suspiros se esconden detrás de una tos, un bostezo, un estornudo o unas manos que cubren un rostro. ¿Cambia la historia un suspiro? ¿Para bien o para mal? Tal vez es innecesario establecer solo dos posibles reacciones en el sin fin de emociones que pueden significar una acción en la interacción humana. Quizás ese suspiro profundo, amargo y del corazón podría haber cambiado la historia esa tarde de diciembre cuando, después de escuchar mil excusas difíciles de procesar, el enamorado vio cómo ella se marchaba y, mientras ella daba la espalda y caminaba, él por unos minutos se olvidó de respirar. Ese suspiro llegó en el momento menos oportuno, cuando ella ya estaba lejos de poder escuchar esa expresión tan sincera, honesta y primitiva.


Tal vez de todas las expresiones humanas espontáneas, el suspiro es la única cosa honesta y que solo puede significar una cosa en el contexto adecuado. No es como el bostezo, que puede ser simulado y generar una reacción en cadena para ser reproducido. Tampoco es como el hipo, que llega en el momento menos esperado. A veces buscamos los suspiros como quien necesita un sorbo de agua o el humo de un cigarro. El suspiro está presente en muchos momentos, hasta en el último, cuando rodeado de todo un equipo de salud das tu último suspiro antes de desprenderte de este plano existencial. Y como buen suspiro, es diciente, expresivo, agónico, como el alma que se queja y solo expulsa ese grito convertido en un vaho de poco calor y mucho aire. Nadie se dará cuenta de que ese suspiro no va acompañado del sabor a cardamomo que tenía aquel primer beso con Susana, la más linda de las hermanas Restrepo. Aunque todas eran hermosas y le robaban más de un suspiro a los hombres de la localidad. Pero esos suspiros son secretos, los que generan vergüenza, pena y nadie quiere reconocerlos. Esos suspiros se manifiestan ante un amor imposible, ante el deseo de querer tener y contemplar esa persona a nuestro lado.


Los suspiros no mienten y son la muestra fiel de que hiciste un arduo trabajo, que lograste culminar una meta, un pequeño logro. También se manifiestan cuando te salvas de algo engorroso o problemático o cuando el balón de fútbol pasa cerca del travesaño superior de la portería. Existe el suspiro de la victoria, cuando terminas de subir esa montaña en bicicleta y estás sobre esa pequeña meseta. Pero aquí es importante recalcar que no podemos dejarnos confundir por el némesis del suspiro, por el opuesto del suspiro, por la acción que a veces toma el papel del suspiro de manera impertinente. Esta acción la llamaremos "contener la respiración por unos segundos". Esta acción es la culpable de muchos malos entendidos, de reprimir emociones. Su principio es matar ahogadas las emociones, de no dejarlas manifestarse, de contenerlas en la garganta sin dejarlas salir y proporcionarles una muerte instantánea. Contrario a los suspiros que dejan salir esas emociones libremente de manera mesurada y elega.

Contener la respiración nos corta la capacidad de pensar con suficiente claridad, y siempre después de de contener la respiración, nos llega los más claros pensamientos, pero muchas veces puede llegar a ser muy tarde, porque la persona sobre la cual queríamos arrojar todo eso que queríamos decir ya no está al frente, y nos sentimos eternamente ahogados por contener la respiración por unos instantes. A veces eso puede llegar a tal punto de enfermarnos. 


Existe la oscuridad, la furia mesurada que, después de ser escuchada, puede poner fin a las más intrincadas discusiones o increpar los sentimientos entre dos contrarios y sumir los pleitos o discusiones en algo realmente interminable. A estos la humanidad los ha conocido como los resoplidos. Algunas veces los hemos confundido con los suspiros, pero hay que prestar mucha atención en la finalidad del mismo. Mientras que uno llena ese poco de aire que hacía falta en esa parte del alma para darle rienda suelta a todo tipo de sentimientos, el resoplido es el resultado de contener esos sentimientos de rabia e impotencia e informar al contrario que está dispuesto a seguir y que ha llegado al límite de lo permitido, para darle paso a lo que no puede ser permitido. Según el contrario el resoplido puede ponerle fin a una discusión, o sumirla más en algo interminable e imposible de acabar a menos que termine con la vida misma. 


Y depronto cuando menos se lo espera, el suspiro llega después de esa conversación, de esa llamada telefónica en una tarde de verano, cuando vemos como el viento mueve las ramas de los árboles a veces violentamente, a veces con un suave bailar. Y esa persona cuelga después de decirnos de forma desinteresada, honesta y sincera cuánto nos ama; con ese tono de voz que solo las palabras honestas pueden dar. Esas palabras que pueden llegar a convenser a cualquier persona, de el amor tan puro que se puede llegar a tener. A pesar de tener una sonrisa dibujada durante toda la llamada, y una respiración regular y bien profunda, al finalizar la llamada, cuando la persona causante no está viendo o escuchando (puede ser una video llamada), llega ese suspiro. Cómo respuesta a ese profundo amor, como si el alma necesitará respirar un poco para no ahogarse en ese mar de amor. 


Despues de muchos años trabajando para darlo todo por su pareja, llega a casa solo, las luces apagadas busca a tientas su cama mientras que se despoja de su ropa y la va dejando por el camino. Ese trayecto corto y la vez tan largo, con cada paso sus pies pesan más; y mientras camina es inevitable pensar en las horas sentado al lado de esa cama hospitalaria mientras que veía como se esfumaba la vida de su pareja, como con cada suspiro lento y pausado su alma se desprendía de su cuerpo. En ese camino a la cama, ya sin ropa al verse frente al espejo llega de nuevo ese suspiro que canaliza tantos sentimientos, ese suspiro que enmarca todo lo que ocurre en ese momento. Y ese mismo suspiro le da fuerzas para desplomarse sobre la cama y tratar de dormir profundamente mientras que en sueños se vuelven a encontrar, y en los momentos de insomnios duele el alma mientras que ve vacío su lugar en la cama. Pero el suspiro llega al final del llanto, como diciendo "tranquilo todo va a estar bien, pronto han de verse" y por un segundo ese dolor opresivo en el pecho mejora notablemente aunque sea por un instante. Y todo gracias a ese suspiro.  (¿Les gustó? ¿Sigo escribiendo?) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario