miércoles, 13 de junio de 2012

Cálida agua estancada, Moja las plantas de mi alma. Pequeño y diminuto ser, Mirando el atardecer. Ecos del bosque retumban. En lo que yo suelo llamar la penumbra. Soy centinela en el árbol, golondrina que canta en la lluvia. Danzón de formas, en el agua pantanosa. Viento que rebosa la llanura. Aroma que se agita, Hermana, amiga de la suave brisa. Ecos del bosque retumban, En lo que yo suelo llamar penumbra. Lluvia de mayo hace todo más claro. Caminos diminutos, Demarcan lo lejos que esta la casa. Hombre y mujer se limitan, A destruir esto que llamo vida. Duerme tranquilo y sin pena, Que ahora te encuentras, en el vientre de la madre tierra.

viernes, 2 de marzo de 2012

Y es en ese momento cuando el sonido del chelo hace su aparición.
Y me doy cuenta que he perdido mi vida… que estoy en peligro de extinción,
Consumiéndose lentamente la imagen que era en un torbellino de desesperación.
Un lánguido grito se dibuja en las más profundas penumbras,
Sobre las ruinas más superfluas, en las ultimas hondas de sonido.
Se muestra en líneas de colores los bordes de las hondas imperfectas.
Calmadas, trágicas, pobres e inservibles son las miradas al horizonte.
¿Qué paso con mi vida? ¿Dónde carajos la deje?
Si ayer me veía riendo… ayer me veía existiendo.
Es aquí donde la muerte brilla por su ausencia… es aquí donde me declaro en ausencia.
Mientras sudo entre mis sabanas por un constante fiebre,
Un fiebre que siempre me ha acompañado, y me acompañara.
Piérdase mi imaginación y cúmplase a los 2 días del mes de marzo.
Y que mi cuerpo repose en el cadalso mientras preparan el acto.