miércoles, 20 de agosto de 2014

I
Te espero, en el profundo silencio de la despedida,
en las negras intensiones, las pérdidas.
En el profundo verde de los andes,
en el camino errante del cantante.
Aunque mi alma está enferma,
y mis pasos cada vez son menos firmes.
Mi alma que arde en llamas,
es el hombre en el camino,
es el niño mendigo.
Son las manos atadas, en la empalizada.
II
Cuando regreses,
Yo también espero regresar, al mismo tiempo.
Tal vez quiero acompañarte en el camino.
Me quiero perder en un rincón tuyo.
Abrazarte a manos llenas,
sentir tu alma sobre la mía,
Tus manos frías, entrelazando las mías.
Espero no vagar más, Espero que estés a mi lado.
Espero que nada de esto hubiese cambiado.

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